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Cecilia M. Flores presidenta de IPEDHU

Ayer conversaba con una amiga especializada en los temas que nos convocan desde el Instituto y me decía que el término Conducta Empresarial Responsable, no era aún conocido salvo por aquellas personas que están comprometidas con el enfoque de derechos humanos en las actividades empresariales. Y tiene razón.

Hace poco el 2011, poco más de 10 años, se aprobaron en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas, los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos –PREDH el cual a la fecha se ha constituido en un código de conducta o estándar de actuación empresarial, porque el objetivo de los PREDH era establecer el ámbito de las responsabilidades de las empresas y el Estado respecto a las actividades empresariales sobre los Derechos Humanos. Fue pasar de promover, invitar a las empresas a adoptar buenas prácticas que aparejen respeto de derechos (Pacto Global, ODS, factores ASG) a declarar en un texto normativo internacional, que las actividades empresariales tienen responsabilidades por los impactos negativos que pudieran generar a los Derechos Humanos. Todo un cambio de concepción sobre todo en el ámbito de las responsabilidades extracontractuales de las empresas, porque conforme a los PREDH, la responsabilidad (el deber de respetar los derechos humanos) no solo es directa, también lo es indirecta, es decir, si la afectación a los DH es cometida por terceros en el ámbito de una relación contractual o por la cadena de suministro (lo realiza otro, pero compromete a la empresa). Y en estos poco más de 10 años, los avances han sido simbólicos, pero insuficientes en particular, en la toma de conciencia empresarial, si bien existen notables esfuerzos de determinados gremios de impulsarlo con decisión. Lo que ha avanzado es el marco normativo de diversos Estados que quieren asegurar que sus empresas adopten altos estándares de actuación y sobre todo que sus inversiones en otros países, no las comprometa con futuras demandas por violación de derechos. Así, países como Reino Unido, Francia, Alemania y recientemente la Unión Europea por mencionar algunos, han aprobado sucesivas leyes que establecen el enfoque de respeto de derechos a las relaciones comerciales al interior de sus países, como en su relación con las cadenas de suministro globales. Entonces del estándar empresarial, estamos pasando a las reglas de juego del comercio global que poco a poco se van instaurando y aplicando en países, como el nuestro que vivimos fundamentalmente de la exportación de nuestros productos y servicios.

Entonces, cuando mencionamos la Conducta Empresarial Responsable -CER, ¿a qué estamos haciendo referencia? A la frase creada por la OECD cuando incorporó en sus Líneas Directrices de la OECD para empresas Multinacionales, los PREDH. El concepto es claro: la CER es el comportamiento que se espera de parte de las empresas a nivel mundial, a través del cual evitan y abordan las consecuencias negativas de sus operaciones, al tiempo que contribuyen al desarrollo sostenible y ético de los países en donde operan.

La CER que se espera aplicable no solo a empresas grandes, multinacionales, sino a todo tipo de empresa con independencia de su tamaño, ubicación, sector, etc; implica no solo la declaración de una empresa aceptando y reconociendo los PREDH en su accionar, sino que lo lleva a nivel de gestión. Porque la Debida Diligencia en Derechos Humanos y sus 5 fases reconocidas (evaluación de impactos negativos, acciones para remediar, mitigar, seguimiento, comunicación y mecanismos de atención de quejas y denuncias) lo que hacen es incorporar en la gestión empresarial, desde la toma de conciencia a la gestión de riesgos de doble materialidad (es decir no solo lo que afecta a la empresa, sino como afecta la empresa a terceros), sumando la rendición de cuenta y canales adecuado de atender los casos de denuncia, un mensaje basado en hechos de que sus actividades las realizarán garantizando que en el práctica se respete los Derechos de todos. Sin duda, una empresa que lo hace, no solo hace lo correcto.  Genera valor, porque le podrá generar riqueza (mejores y nuevas oportunidades comerciales a gran escala), fortalecerá su reputación y confianza todo lo cual redundará en marcas apreciadas y consumidores leales. ¿Qué esperamos entonces? Adoptemos la Conducta Empresarial Responsable en nuestras organizaciones y para conocer cómo hacerlo, valiéndonos de los avances que tenemos en nuestras organizaciones, les recomendamos se inscriban en el Curso que el IPEDHU y Avanza Sostenible hemos creado con un enfoque práctico –teórico, precisamente para que puedan salir luego de 21 horas de clases, con las herramientas y las lecciones aprendidas dadas por expertos para implementar la CER y la Debida Diligencia en DH.

Informes: http://avanzasostenible.com/curso-gestion-de-la-sostenibilidad-a-la-cem/